LightNovesOnl.com

The Woman and the Right to Vote Part 3

The Woman and the Right to Vote - LightNovelsOnl.com

You're reading novel online at LightNovelsOnl.com. Please use the follow button to get notifications about your favorite novels and its latest chapters so you can come back anytime and won't miss anything.

Por esto, la idea que muchos tienen de la sufragista es muy curiosa. Se la representa como una mujer que odia los quehaceres de la casa y esta constantemente fuera de ella, de dia y de noche. La pintura mas comun es aquella en que la mujer arenga en una especie de asamblea a algunas de su s.e.xo, mientras su marido se dedica a barrer la casa y entretener al bebe que llora. Esa es la idea que ha sido vulgarizada por los cines y revistas y la que esta fijada en la mente de las muchedumbres que no se paran a reflexionar elevandose por encima de la superficie de las cosas.

Nada hay, sin embargo, mas lejos de representar la realidad. La sufragista es una mujer, producto de nuestros tiempos de libertad; instruida como el hombre, conoce y no rehuye las responsabilidades que tiene en la familia; pero a la vez esta libre de preocupaciones y cree sencillamente en el deber de compartir con el hombre los trabajos concernientes al mejoramiento social, al bienestar publico de la comunidad en que vive; cree que por lo mismo que en el hogar hay deberes asignados a su s.e.xo, tiene asimismo deberes que desempenar en la vida publica. En la vida domestica y familiar no surge ningun conflicto entre los dos seres por estar repartido el trabajo entre ambos; no hay motivo tampoco para temer ningun conflicto en la vida publica si se sabe asignar a cada s.e.xo los deberes que le corresponden segun su naturaleza.

La sufragista, por el hecho de serlo, no es antagonica a los deberes de la familia, antes bien comprende que el bienestar de la familia es el fundamento del bienestar de la sociedad, y tiene conciencia de que las miserias y vicios sociales afectan a la familia y ella puede y debe acudir a remediar con el hombre esas miserias y esos vicios.

No! la idea que se tiene de la sufragista es erronea; y es hora de que por lo menos las personas inteligentes y educadas corrijan su propia impresion basada en prejuicios y en una mentalidad atrasada. No podemos impedir que el vulgo piense a la manera que pensaba hace medio siglo atras, pero el que muchas personas serias y por demas progresivas se contenten con la opinion del vulgo da idea de que aqui no a.n.a.lizamos bien el fondo de las cosas y nos dejamos llevar simplemente de las impresiones del momento.

El sufragismo es una aspiracion legitima, un ideal de nuestro siglo. Tiene su raiz de vida en la filosofia e inst.i.tuciones del mundo moderno y en las condiciones cada vez mas dificiles en que pone a la mujer la lucha por la existencia. Ella necesita protegerse y organiza.r.s.e no para crear la rivalidad y arma.r.s.e contra el hombre sino para ser un activo sumando en el progreso social y evitar ser victima de la explotacion y de la iniquidad de los demas grupos sociales por su indiferencia y absentismo en la vida publica.

No sere yo, hombre de ley y legislador, quien me oponga a que esta aspiracion fuera satisfecha. La considero tan natural como el derecho a la vida y el derecho a la propia defensa. Y por ser natural no considero prematuro el que la mujer filipina reclame ese derecho, como ya lo han reclamado y obtenido sus congeneres en otras partes del mundo. Me es indiferente que el grupo que ahora lo reclama sea pequeno e insignificante: aun mas, me seria completamente indiferente si la mujer de este pais no lo pidiera o deseara. Para otorgar, para reconocer derechos fundamentalmente concordes con el espiritu de nuestras inst.i.tuciones y con los ideales de nuestra epoca no consultaria con quien tuviera opcion de reclamarlos, los daria, los concederia porque es de justicia y es el plan de Dios que se realice la justicia en el tiempo y en el es.p.a.cio. No soy juez sino legislador y mi primer deber es dictar la justicia, no administrarla, no esperar que haya quien la pida y quien se oponga a ella.

Me satisface que haya un grupo de mujeres que representando la aspiracion de todas las de su s.e.xo, se atrevan a acerca.r.s.e a las gradas de nuestra Legislatura para llamar la atencion sobre una falta en nuestros estatutos. Esto me indica que ha nacido y se ha revelado la conciencia de ese derecho en la mujer filipina y no necesito mas; no necesito contar el numero y la clase de las que estan en esa condicion. Rizal en su tiempo al abogar por los derechos politicos de nuestra raza, estaba con muy pocos companeros; en la mayoria de sus compatriotas, la conciencia de esos derechos estaba dormida. Pero mentiria y erraria quien dijera que aun en aquel tiempo la voz de Rizal no representaba la causa de toda su raza y porque el y los que con el trabajaban eran muy pocos, no debia presta.r.s.e atencion a sus demandas. El sabia en conciencia que su patria estaba oprimida, que defendia una causa justa, que abogaba por los derechos de sus conciudadanos y no se paraba a reflexionar si sus conciudadanos tenian o no la conciencia de sus derechos.

Estoy satisfecho, por esto, de que las pocas mujeres que ahora hablan de los derechos de su s.e.xo y reclaman el sufragio representan a las demas mujeres filipinas, a no ser que queramos inferir el insulto de decir que las mujeres de este pais estan privadas de sentido comun para oponerse o rehusar la concesion de derechos que pueden ensanchar sus medios de vida y sus actividades dentro de la sociedad. Importa poco que la aspiracion al sufragismo aparezca en su estado inicial o tenga la forma vaga de una proposicion no definida y concreta: desde el momento en que ha apuntado esa aspiracion, para mi es que ha brotado la semilla a flor de tierra y es inutil ahogarla, pues volvera a brotar. Cuanto mas retrasemos la concesion del sufragio femenino seria tanto mas en nuestro dano, porque es lo mismo que impedir que la semilla de ahora se convierta en planta y de a su sazon apet.i.tosos frutos.

No, nuestro pais no necesita imitar la lent.i.tud con que han procedido las viejas naciones en reconocer los derechos de la mujer. No tenemos sus tradiciones, no tenemos sus preocupaciones para ir por lentas evoluciones y no por subitas revoluciones. Debemos admitir todas las revoluciones pacificas de ideas que condensan, como el vapor la gota de lluvia, una formula de justicia social. Lo mismo que admitimos los ultimos inventos en mecanica, industria y artes, los automobiles, las maquinarias centrales, los aeroplanos, debemos admitir los ultimos progresos en inst.i.tuciones sociales y politicas de las sociedades mas avanzadas.

El sufragio femenino encierra un fondo de justicia, de reivindicacion para la apt.i.tud de la mujer moderna y debemos enseguida adoptarla sin necesidad de pasar por procesos innecesarios. La libertad de cultos que engendro la tolerancia religiosa, el sufragio popular que vigorizo nuestra conciencia colectiva, la escuela libre que emancipo nuestras masas de la tutela de los caciques, todas las conquistas de la democracia de que nos enorgullecemos no serian realidades hermosas, llenas de sazonados frutos, en estos dias, si hubiesemos tenido que hacer tanteos y dar pasos vacilantes antes de incorporarlos subitamente a nuestra vida social y politica. Tenemos que movernos de prisa y antic.i.p.arnos a las horas vagas aspiraciones de las masas femeninas para ahorrarnos de ese modo agitaciones que al fin habrian de sobrevenir y cuya justicia se ha de reconocer mas tarde.

Cuando se dice que nuestro estado social no esta preparado para el sufragismo, que la mujer no esta suficientemente educada para ejercer sus derechos politicos, quiero preguntar si es que hemos necesitado decir lo mismo cuando importamos e implantamos en este pais las inst.i.tuciones democraticas que son la base y el fundamento de nuestra sociedad actual. Nuestra educacion tradicional era enteramente contraria al sistema popular de gobierno y hemos adoptado este por considerarlo mejor que el otro, mas adecuado a nuestros intereses y a los ideales del siglo, sin preguntarnos si estabamos preparados y educados suficientemente para ello.

Hace mas de veinte anos que la escuela libre ha abierto sus puertas a la mujer del pueblo, la educacion se ha extendido entre ellas en la misma proporcion que entre los hombres, muchas de las mujeres que han producido nuestras escuelas son ya ahora esposas o madres y todavia estamos preguntandonos si la mujer filipina ha llegado o no a la madurez necesaria para poder ser investida de sus privilegios politicos. No creo que se pretenda exigir que todas ellas sean doctoras y bachilleres antes de concederlas el sufragio.

La educacion politica no se adquiere mas que educandose como no se llega a saber nadar mas que nadando. El argumento de la falta de preparacion suficiente de la mujer filipina favorece y justifica la posicion intelectual de los imperialistas de una metropoli que no encuentran a una colonia jamas preparada o educada suficientemente para recibir sus derechos soberanicos.

Cuando el otro dia subi a un hidroplano para experimentar la sensacion de un viaje por las alturas, tenia--como no decirlo?--cierta aprension, algo asi como un vago temor a lo desconocido, a lo nuevo, pero pasados los primeros momentos con felicidad me senti perfectamente confortado y dichoso de sondear los es.p.a.cios y escudrinar los magnificos paisajes que se presentan a los ojos desde la altura. Oh, que hermosura nadar en la luz, cabalgar sobre las nubes y el viento, divisar el panorama de las ciudades, de las viviendas humanas como un mapa de relieve sobre el fondo de cristal de las aguas, cruzar distancias enormes en minutos, en instantes de un modo imperceptible, emular en todo al pajaro y como el pajaro aterrizar de repente sin fatiga y sin sufrimiento! Una vez terminado el viaje es cuando comprendi que mi aprension y mi temor carecian de fundamento, que no envolvia mas riesgos el volar por los aires en un aeroplano como el correr a campo traviesa en un automovil y me hice cargo de las innumerables ventajas que se pueden sacar de este aparato, producto tambien de nuestros tiempos, destinado a revolucionar no solo los medios de guerra sino tambien las artes de la paz.

Lo mismo pasa con las nuevas formulas, con las innovaciones en el orden moral y politico. No se las adopta sin ese instintivo temor, esa vaga aprension que produce lo nuevo y lo desconocido. Se oye hablar mucho de sus peligros e inconvenientes para el orden establecido. Se cree poco menos que se desquiciarian las esferas del firmamento y que el eje del mundo se romperia en pedazos. Luego, despues que la innovacion se ha admitido, se encuentra que parece lo mas natural y logico porque las cosas siguen su curso normal, las estrellas ruedan y brillan lo mismo que antes en el azul y las montanas altas no se vienen abajo. Se sienten renacer el animo y la esperanza, las muchedumbres se avienen con el nuevo estado de cosas y los mas recalcitrantes se lastimarian si se les propusiera que se volviese el antiguo estado. Asi ha ocurrido en nuestro pais. Asi se ha hecho siempre el progreso y asi marchara siempre par nuevos caminos.

Es preciso que tomemos la resolucion de vencer nuestros temores y escrupulos. Si hablaramos del aeroplano solamente por el numero de aviadores que han perecido, no admitiriamos nunca esa invencion. Es preciso que nos embarquemos en el para probarnos a nosotros mismos que nuestros temores y preocupaciones carecen de fundamento. No hay que perder de vista que el sufragismo no es una cosa nueva en el mundo, ya no es un experimento sino un hecho y ha tomado carta de naturaleza en algunos paises. Lo mismo exactamente que el aeroplano. Del mismo modo que para conocer las ventajas de este aparato no vamos a preguntar a los que nunca han viajado con el sino a los que han hecho experiencias con el mismo, asi tambien para conocer las ventajas del sufragismo no debemos dar credito a los que lo combaten por principios y teorias sino a los paises que han hecho experimentos con el y han probado ya sus resultados. El hecho que debemos anotar es que el sufragismo cunde con mayor fuerza cada dia y se va generalizando en los paises en que se ha admitido. Lo mismo exactamente que el aeroplano. Por consiguiente, asi como seria perfectamente ridiculo en estos momentos declamar contra el aeroplano, por los riesgos y accidentes que pueden ocurrir y seria estupido no seguir los pasos de otros gobiernos que utilizan sus ventajas, para la defensa o la agresion en caso de guerra o para abreviar las comunicaciones interiores en tiempos de paz, asimismo me parece ridiculo, sino insensato, combatir el sufragismo en el terreno especulativo o mas bien hipotetico y no tomar la experiencia de otros paises como guia de nuestra conducta haciendo que el sufragismo forme parte de nuestras modernas costumbres e inst.i.tuciones.

Quisiera, para terminar, citar algunos extractos, pertinentes a este asunto, de un discurso que p.r.o.nuncie en una velada celebrada en el Opera House y dedicado a Rizal por varios colegios de senoritas en 1913:

Se ha creido que la mujer debe reducir toda su esfera de accion al hogar a la vida domestica, ser absolutamente la gloria y el encanto de su esposo y de sus hijos; y no es asi, pues que la mujer tanto como el hombre, nace en la sociedad y vive dentro de ella, y no puede, no debe ser indiferente a las miserias y las desgracias sociales. Pensar de otro modo seria egoismo y aberracion, y dejaria a la sociedad abandonada a muchos sufrimientos que solo la mano bendita de la mujer puede curar o acallar al menos. Bien haya que la mujer sea en su casa amor y ensueno, gloria y felicidad; pero tambien mas alla de los muros de su hogar debe c.u.mplir su mision divina y hacer llegar a todos el secreto tesoro de bondad y dulzura de que la ha provisto la buena providencia. Asi como en el hogar comparte con el hombre los deberes de la vida, asi fuera de el, en la vida publica, debe compartir con el hombre la responsabilidad de remediar y de aliviar las desdichas publicas.

La beneficiencia, la caridad, la moral, por algo, tienen nombres femeninos: y es a la mujer a quien corresponde el ejercicio de todas esas virtudes en el seno de la sociedad. Ella debe tomar parte, si es que no debe iniciar en todos los casos, toda propaganda y toda accion que tienda a amparar la orfandad, a socorrer la indigencia, a elevar la idea de la moralidad publica. Ella debe luchar y sufrir, en medio de la sociedad en que vive por cuanto hay de femenino en la vida para calmar con un bello gesto de piedad la furiosa contienda que se libra por la existencia, y durar con el magico esplendor de su carinosa mirada la noche eterna del humano dolor. La patria necesita no solo la fuerza de los hombres, sino tambien la piedad, la caridad de las mujeres; no solo requiere heroes, sino tambien heroinas. Y las hay, y las ha habido siempre en la historia de la humanidad: y las hay y las ha habido en esta nuestra tierra, cuyo especial privilegio consiste, en sentir de graves autores extranjeros, en que sus mujeres son superiores a los hombres.

Y estas ninas de hoy que adoran en Rizal y que le dedican sus cantos y oraciones, manana se convertiran en las ciudadanas, que no seran, como la infeliz Maria Clara, victimas de las injusticias sociales, sino reparadoras de ellas, y sublimes propagadoras del bien, de la virtud de la gloria y grandeza de su patria.

Si; abrigo esa esperanza, tengo fe en la libertad de la mujer. No puede permanecer una mitad de la humanidad en la parte superior y otra mitad en la parte inferior de la escala sin producirse desequilibrios, lagrimas y sufrimientos. Todos tienden a nivela.r.s.e en la vida como todos se nivelan en la muerte. La humanidad ha descubierto una nueva luz y su antorcha iluminara aunque los errores y preocupaciones de los hombres se empenen en cubrirla de tinieblas. Ay de los que resistan la luz! El mundo marcha, no se detiene en su progreso. Los que quieran quedar atras se quedaran porque es dado a los seres humanos ese albedrio, pero sera para lamentar mas tarde su culpa y su retraso.

No me es dado vaticinar la suerte que cabra a los esfuerzos presentes que hacen las mujeres filipinas para obtener el sufragio; se sin embargo que sus esfuerzos deben ser para ellas y para nosotros un motivo de orgullo y de honor porque indican que ninguna parte de nuestro pueblo es insensible a los grandes movimientos del siglo. Hay algunos que se mofaran de ellas, muchos que se encogeran de hombros, pero las mujeres no deben desalenta.r.s.e por eso, porque ni la mofa ni el encogimiento de hombros son razones de peso. Algun dia les daran la razon esos mismos que ahora se rien y se encogen de hombros ignorando probablemente la marcha del mundo y la de su propia sociedad, como aquellos que se burlaron de Rizal en su tiempo han lamentado su error muy tarde y le han completamente justificado y vindicado.

Lo que necesitamos es hacer la luz y propagar las nuevas doctrinas para que las acepten las conciencias que no se niegan voluntariamente a reconocer la justicia y la verdad, unicos e inconmovibles fundamentos sobre los que descansan la estabilidad y el bienestar de las sociedades civilizadas.

Click Like and comment to support us!

RECENTLY UPDATED NOVELS

About The Woman and the Right to Vote Part 3 novel

You're reading The Woman and the Right to Vote by Author(s): Rafael Palma. This novel has been translated and updated at LightNovelsOnl.com and has already 1235 views. And it would be great if you choose to read and follow your favorite novel on our website. We promise you that we'll bring you the latest novels, a novel list updates everyday and free. LightNovelsOnl.com is a very smart website for reading novels online, friendly on mobile. If you have any questions, please do not hesitate to contact us at [email protected] or just simply leave your comment so we'll know how to make you happy.