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The Woman and the Right to Vote Part 2

The Woman and the Right to Vote - LightNovelsOnl.com

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El sufragio femenino es una reforma exigida por las condiciones sociales de nuestro tiempo, por la elevacion de la cultura de la mujer y las aspiraciones de todas las clases o grupos de la sociedad a organiza.r.s.e para trabajar por los intereses que tienen de comun. No podemos parar el movimiento de los astros y no podemos parar igualmente ninguno de esos movimientos morales que gravitan con incontrastable fuerza hacia su centro de atraccion: la Justicia. Pues el mundo moral esta regido por las mismas leyes que el fisico y si el poder del hombre es impotente para suprimir una molecula de los es.p.a.cios necesaria a la gravitacion universal, menos podra contener la generacion de las ideas elaboradas en la conciencia y ansiosas de encarnar en los fecundos senos de la vida y de la realidad.

Es interesante el fenomeno de que cada vez que se trata de realizar una reforma social en consonancia con las ideas y actividades del siglo y en contradiccion con anejas creencias y preocupaciones, no faltan nunca las objeciones fundadas en el mantenimiento del _statu quo_ que se quiere a toda costa preservar. Los eternos agoreros del desastre, los falsos profetas de la destruccion, como no puede menos de suceder, alzan sus fatidicas voces en esta ocasion protestando contra el sufragio femenino en nombre de la santidad del hogar y de la insust.i.tuibilidad de costumbres que han sido por largo tiempo admitidas.

Francamente, no tengo ninguna paciencia para escuchar semejantes objeciones. Si este pais no hubiera sido precisamente uno de los pocos lugares privilegiados del planeta en donde se ha realizado con fortuna el experimento de una brusca transicion de sistemas e ideales, sin producir paradas ni retrocesos, sin desarticulaciones ni roturas, yo diria que los sobresaltos y temores de aquellos que se oponen a esta innovacion se hallan justificados.

Pero en menos de una generacion, este pais, sacudido en sus cuatro costados por esos grandes terremotos sociales que por otro nombre se llaman revoluciones, ha visto desmorona.r.s.e sus antiguas inst.i.tuciones para levanta.r.s.e en su lugar otras enteramente nuevas; ha visto desaparecer teorias, creencias y valores morales que se tenian por inconmovibles y eternos para ser sust.i.tuidos por diferentes principios y metodos, fundados en la democracia y libertad; y a despecho de esos cambios y trastornos que han modificado radicalmente su estructura social y politica y gracias precisamente a ellos, nuestro pueblo se ha convertido en un pueblo con pensamientos e ideales modernos, con una const.i.tucion robusta y capaz de afrontar los estragos de la lucha por la existencia, en vez de aquel enfermizo y atrofiado organismo que tenia miedo a todas las novedades y repudiaba las luchas materiales por temor a las iras del cielo y por un pasivo deseo de vivir en paz y bienestar ideales.

En frente de los provechosos resultados que esas inst.i.tuciones de libertad y democracia han dado a este pais, a la vista de los marcados progresos alcanzados en todos los ordenes de la vida nacional merced a esas mismas inst.i.tuciones, pese a algunos cuantos reaccionarios y ultraconservadores que opinan lo contrario y anoran el pasado, yo no veo, no puedo ver, como haya gente seria que seriamente sostenga que no debe concederse el sufragio femenino, una de las mas vivisimas aspiraciones que agitan actualmente la conciencia del mundo moderno.

Recuerdo muy bien que en otros tiempos, y no muy lejanos, los mismos temores y sobresaltos se habian abrigado contra la instruccion superior de la mujer. Que ridiculo, se decia, que ridiculo que la mujer aprenda Historia, Matematicas, Filosofia y Quimica que no solo no puede digerir su escaso cerebro sino que la llenaria de presuncion y soberbia convirtiendola en una especie de criatura hibrida, sin gracia y sin fuerza, intolerable y fatua, con mollera hermosa pero vacia y corazon grande pero seco! Y, sin embargo, hemos dado entrada a la mujer en las escuelas superiores y en las universidades y, al igual que el hombre, hemos permitido que sus cabezas ostenten las borlas de bachiller en Artes, Leyes, Medicina y otras profesiones. Podemos, ahora, decir que esas mujeres han pervertido el hogar de sus mayores o cuando se han casado han sido para sus maridos motivo de deshonor o escandalo? Es tiempo de observar los resultados porque si estos resultados han sido perjudiciales al cuerpo social y politico del pais, nuestro deber es deshacer lo hecho y desandar lo andado.

Nadie piensa afortunadamente en esto. Desde los mas cultos centros de poblacion hasta las aldeas mas desconocidas se arrastra silenciosa y majestuosa una ola de opinion popular que aprueba y aplaude la educacion femenina, al punto de que los mas rudos s.e.m.e.ntereros envian a sus hijas a las ciudades a costa de los mas imaginables sacrificios para que puedan escalar las c.u.mbres mas altas del saber, si a eso pudieran. Esos lugarenos ignorantes saben confusamente que la mujer como el hombre esta hecha de la misma arcilla y no se avienen a creer que por haberles cabido la suerte de tener ninas en vez de ninos necesitan condenarlas a llevar las cadenas de la ignorancia incapacitandolas para ser utiles a sus familias, a su sociedad y a su patria.

La instruccion no ha atrofiado ni desmejorado ninguna de las facultades fundamentales de la mujer, sino, por el contrario, las ha elevado y enriquecido. Lejos de ser una carga constante para la familia, la mujer instruida ha sido muchas veces su sosten y apoyo en apurados trances. La mujer instruida no se ha transformado en la marisabidilla, la fatua criatura forjada por la imaginacion de algunos, ni siquiera ha perdido ninguno de sus encantos femeninos porque razone y discuta con el hombre sobre toda clase de materias; antes bien, a causa de ello, parece que encontramos en ella mayor gracia y encanto, porque nos comprende mejor y sabe hacerse comprender mejor. Hoy, gracias a Dios, ha desaparecido ya aquella comezon de ridiculo que acometia a muchos al observar lo que consideraban necia presuncion de las mujeres de saber tanto como los hombres, y esto se debe, indudablemente, a que los desastrosos resultados que p.r.o.nosticaron los agoreros de las malas nuevas, las terribles profetas de la destruccion, no se han c.u.mplido.

Pues bien, si admitis la instruccion y educacion de la mujer, en todos los terrenos de la ciencia, debeis admitir la intervencion de la mujer no solo en la vida domestica sino tambien en la vida social o publica. La instruccion y la educacion tienen un doble fin: el individual, que redime la inteligencia humana de los peligros de la ignorancia, y el social, que prepara al hombre y a la mujer a c.u.mplir los deberes de una buena ciudadania. No se educa uno exclusivamente para su propio bien sino princ.i.p.almente para ser util y servir a los demas. El mayor peligro que existe para la sociedad es el hombre instruido que solo piensa en si mismo, porque su instruccion misma le da mayor poder para hacer dano y sacrificar a todos a su conveniencia, o su ambicion personal. El verdadero objeto de la educacion es el servicio al publico, el de aplicar los conocimientos que no adquiere, al bien y mejoramiento de la sociedad en que vive.

Por tanto, en las sociedades donde se admite a la mujer a todas las carreras y profesiones de la vida, donde no se escatima a la mujer ninguna fuente de conocimiento debe admitirse necesaria y logicamente la intervencion de la mujer en la vida publica. De otro modo, su educacion seria incompleta o la sociedad seria injusta con ella pues despues de suministrarla los medios para su educacion la privaria de los poderes necesarios para emplear esa educacion en pro del bien social y el progreso colectivo.

No puedo resistirme a esta conclusion. Si se ofrece a la mujer igual oportunidad de educacion que al hombre, si se la estimula para aprender y estudiar los conocimientos del mundo y de la vida, deben abrirsela las puertas de la vida publica para que pueda desempenar en ella el papel que le corresponde.

En las sociedades retrogradas se ensena a la mujer solamente aquella parte de conocimientos que necesita para la vida del hogar, preparandola asi inconscientemente para sufrir aquella dulce, aquella encantadora esclavitud que tanto agrada al ser masculino. Es cuestion solamente de escoger nuestro sistema: o esclavitud e ignorancia o libertad y educacion para la mujer.

El sufragio femenino es consecuencia de la educacion de la mujer; es consecuencia, tambien, de su libertad de conciencia. Por el voto se expresa la fe politica, como por el culto la fe religiosa. No hay razon para impedirle a la mujer el acceso a las urnas como no la hay para privarla de ir al templo.

No hay razon para que el sufragio sea un privilegio de s.e.xo, puesto que los deberes de ciudadania pesan tanto sobre el hombre como sobre la mujer. Es que la mujer, por serlo, esta menos obligada a velar por los intereses de la Patria, por la felicidad y el porvenir de su pais? Querer restringir la actividad de la mujer para las cosas publicas es como decir que la mujer no debe amar a su pais ni debe consagrar tiempo a las obligaciones que la corresponden como ciudadana, ni debe sentir el carino y la devocion que en toda criatura bien nacida despierta la idea de la Patria y de la colectividad.

La esterilidad fisica es combatida y se considera como una desgracia en la mujer; pero queremos condenarla a una perpetua esterilidad politica--que es lo mismo decir esterilidad patriotica--al impedirla que tome parte en el sufragio que da a los ciudadanos el medio mas efectivo para influir en los destinos sociales y en el mejoramiento de los negocios publicos. Como inculcar en los ninos, esa prenda sagrada del porvenir de una nacion, el culto y la fe en la Patria y en la libertad si no se les da a las madres la educacion practica que envuelve en si el privilegio del voto, si se les ensena que el gobierno y la politica son divinidades extranas, en cuyos templos les esta vedado penetrar, si sobre si mismas sienten el estigma de inferioridad e incapacidad para hablar a sus hijos de los negocios publicos y de los intereses de la nacion y del Estado?

Todas las clases o grupos sociales tienen derecho a ser representados en las legislaturas para trabajar por las leyes que afectan a sus intereses; los comerciantes pueden eligir a uno de ellos, lo mismo los agricultores, los obreros y los industriales; pero a las mujeres, que no son meramente un grupo sino un compuesto de grupos, con representar la mitad de un pais, con propios intereses que sostener no solo en relacion a su s.e.xo sino tambien en relacion a su situacion dentro de la familia, no se les permite votar y por tanto no se les permite tener una representacion que sostenga aquellas leyes o medidas necesarias para su proteccion y mejoramiento. Es esto justo? Es siquiera moral? El trabajo de las mujeres puede ser explotado en fabricas y talleres, la virtud de las mujeres puede ser objeto de trafico en el mercado, y, sin embargo, la mujer no puede defender directamente los intereses de su s.e.xo por una de esas aberraciones del sentido moral proveniente del grosero egoismo, de la brutal tirania del hombre.

Si al menos las mujeres estuvieran exentas de c.u.mplir las leyes! Pero la ley obliga tanto a la mujer como al hombre; el Codigo Penal alcanza con su espada las infracciones cometidas por uno y otro s.e.xo, y el impuesto y la contribucion gravan lo mismo la riqueza masculina que la femenina. Es decir, ante la ley, los deberes son los mismos, pero los derechos, no.

Que extrano que nuestras leyes contengan tantas injusticias sociales para la mujer, tantas irritantes desigualdades, basadas todas ellas en la teoria de la dependencia servil de la mujer al hombre causada por su congenita inferioridad mental y fisiologica? Moebius esta encarnado en nuestros codigos, rige nuestra politica y preside todas las modalidades de nuestro vivir social y politico, en forma tal que hay motivos para avergonza.r.s.e que en plena epoca de reivindicaciones, cuando todas las clases han obtenido sus derechos a la libertad y a la igualdad, la mujer ha permanecido indefinidamente sujeta al mismo nivel como en los siglos de sujecion y esclavitud.

Una democracia verdadera no puede existir mitad libre y mitad esclava, mitad con representacion y mitad sin representacion en las funciones publicas. El pueblo no es solamente hombre sino tambien mujer, y, en igualdad de condiciones, la mujer debe tener los mismos derechos politicos que el hombre. Pero lo menos debe tener aquellos derechos fundamentales que, como el voto, requieren nada mas que inteligencia y capacidad para ejercerlo, a fin de que pueda tener alguna voz en la decision de sus propios destinos y librar por si misma las batallas que exigen su honor, su libertad y otros tantos intereses que descuidan o ignoran los hombres en virtud del indisputado monopolio ejercido por ellos sobre los negocios publicos.

No desapareceran radicalmente las injusticias, las desigualdades sociales y juridicas contenidas en nuestros codigos ni mejoraran las condiciones de la existencia para la mujer mientras sean los hombres los unicos que legislen y dominen todas las esferas de la vida publica, mientras dicten a la mujer lo que debe hacer y lo que no debe hacer; y, a su vez, la mujer sera incompetente de cuidar de sus propios intereses y de dirigir sus propios destinos mientras no mire mas alto, mientras preste su asentimiento a la superioridad del hombre y crea que su destino es simplemente servir y complacer al hombre para el lecho y el hogar, en vez de ser su verdadera ayuda y compania para el progreso y felicidad del genero humano.

Todas las objeciones que se aducen o pueden aducirse en contra del sufragio femenino tienden invariablemente a estos dos objetos: a la seclusion domestica de la mujer y a perpetuar su esclavitud civil y politica.

Que la mujer no debe atender mas que las ocupaciones del hogar, que no debe vivir mas que para su esposo e hijos; que tiene bastante trabajo para todo el dia con dirigir al cocinero, limpiar la casa y remendar los vestidos; es la formula que sostienen los partidarios del antiguo regimen. O si no, esta otra: que la mujer no esta por naturaleza llamada a luchar con el hombre en la vida publica; que el hombre por razon de esa lucha dejara de considerarla como un ser digno de adoracion, un sagrado idolo ante cuyos pies se arrodilla, sino que vera en ella a una rival a quien hay que combatir y anular para la propia conservacion, y con ello la mujer no solo arrastraria la nitida sampaguita de su virtud en el lodo de la vida politica, sino perderia, ademas, la estimacion, el respeto y las consideraciones, de los cuales se ve rodeada en la actualidad.

No tengo sino el mas profundo respeto para todos aquellos, hombres y mujeres, que piensan honradamente asi. No tienen la culpa de creer que aquello que ha existido siempre de un modo tal, no sea lo mejor. No comprenden que la vida es movimiento e insensiblemente se adhieren a las capas sociales nuevos elementos de vida y caracter que requieren necesariamente el cambio y la renovacion. No es posible a la sociedad estanca.r.s.e en un sitio, porque ocurrira lo que ocurre a las aguas estancadas, que despiden pestilentes miasmas. La teoria de que la mujer solo existe para el hogar y por el hogar ha dejado de existir hace tiempo. Ella ha tomado insensiblemente su puesto en la vida publica y ayuda y dirige al hombre aun cuando este no se percate de ello, y aun cuando no se la reconozca derechos para ello. En las sociedades modernas, la mujer partic.i.p.a en la direccion de la caridad publica y en la educacion de los ninos; ejerce como medica, abogada, literata; forma parte de la legion de la prensa, de muchos empleos publicos y se interesa y coopera en la supresion de los vicios y miserias sociales.

Quien no admite que la mujer tiene deberes para su hogar, su esposo e hijos que debe c.u.mplir ordinariamente con preferencia a cualesquiera otros deberes? Pero, excluye eso, acaso, el c.u.mplimiento de otros deberes para con Dios, para con el projimo y para con el Estado? El hombre como la mujer esta lleno de deberes: en c.u.mplirlos ordenada y totalmente esta el verdadero merito. No dedica la mujer filipina una parte a veces considerable de su tiempo a la iglesia y a otros deberes llamados de sociedad, a ir de visitas o recibirlas, a concurrir a fiestas, teatros y bailes?

Se ha quejado alguien de esto? Se ha criticado al menos a las mujeres porque asistan asiduamente y c.u.mplan publicamente sus deberes religiosos en los templos llenos de bote en bote; en las calles publicas, ahitas de muchedumbres tumultuosas, formando cola a lo largo de las procesiones de los santos, entre empellones y sofocones desagradables que toleran mansamente a causa de la confesion publica de su fe? Ellas no van solamente a las iglesias sino a los espectaculos publicos, a las fiestas populares, alli donde pueden ostentar la elegancia de sus trajes o satisfacer su curiosidad femenina. Y no vemos en todo ello ninguna asechanza o peligro para su virtud, sabiendo que esas mujeres que van a esos puntos y se exhiben de esa manera son madres, esposas, o hijas que tienen deberes que atender en sus casas.

Cual es la diferencia, digo ahora, de que la mujer salga tambien de su casa para asistir o tomar parte en un miting politico donde se trata de las necesidades publicas o de la conveniencia de eligir a este o a aquel funcionario? Que peligros puede haber para la virtud o pureza de la mujer en que ella se interese en los asuntos publicos que afectan al bienestar de las familias, puesto que la mujer en cualquier estado de su vida ocupa siempre una posicion dentro de la familia? Por que ha de considera.r.s.e que la mujer dejara en las zarzas de la politica la flor de sus encantos si oye a un orador politico--ella que esta acostumbrada a oir sermones--o, si el caso se presenta, p.r.o.nuncia ella misma un discurso expresando su opinion sobre algun asunto de interes para la familia, sobre la necesidad de remediar ciertos males sociales o sobre la conveniencia de recoger a ninos abandonados o desvalidos?

Tomemos el caso de una de las cuestiones de mas palpitante interes en este tiempo, la cuestion del incremento de los juegos. Creeis que esta cuestion no es de aquellas que tienen relacion inmediata con el bienestar de las familias especialmente de las mujeres dentro de ellas? Quienes son los que mas sufren de los abusos del padre o del esposo al dedicar gran parte de los ingresos de la familia a los azares e incertidumbres de su pasion? Son las mujeres y las hijas a quienes se condenan a sufrir muchas veces privaciones y sufrimientos innecesarios por causa del vicio y de la falta del hombre en la familia. Y quereis negar a la mujer el derecho de inmiscuirse en la vida politica para que pueda il.u.s.trar con su opinion al cuerpo electoral sobre los resultados funestos del juego o para influir con su voto en la eleccion de funcionarios que se comprometan a llevar a cabo las deseables medidas? Y por que no ha de ser la opinion de la mujer en un asunto de esta naturaleza de tanto o mejor peso que la del hombre pues que a ella le alcanzan las consecuencias y resultados del mal? Como este asunto se pueden encontrar otros muchos en que el bien y la felicidad de la mujer se halla de un modo o de otro vitalmente interesados.

No veo en todo cuanto pueda hacer la mujer en politica ninguna actividad perniciosa, y si me apurais mas, digo que semejante actividad es altamente saludable y beneficiosa para la mujer y para la sociedad entera. En todos esos casos la mujer se instruye y obtiene mejor conocimiento del mundo y de la vida. No se considera como un ser extrano a la sociedad y al gobierno y no se mostrara por tanto ajena e indiferente a sus miserias y progresos. Nada puede hacer mayor dano a una sociedad como el encontrar en su seno cuerpos extranos, absolutamente indiferentes al bien o al mal, piezas inutiles de una maquinaria que esta en funcion.

Nos aterrorizamos ante la idea de que los impulsos de la mujer, su fanatismo, su criterio cerrado, segun unos, su debilidad o falta de caracter, segun otros, su poca preparacion o poca cultura, segun otros mas, hagan del derecho de sufragio una mera farsa o una comedia ridicula por la que han de entrar a tener predominio elementos o intereses privilegiados. Lo que yo digo es que todos esos impulsos, sentimientos, debilidades e imperfecciones de la mujer se deben precisamente a su estado de seclusion domestica, efectos de una educacion o de un sistema tocado de senil debilidad, que no permite a las facultades naturales de la mujer aquella expansion que es tan necesaria a la vida como el vapor a la electricidad y la electricidad a la luz. Y que para corregir esos defectos e imperfecciones, no es lo mas cuerdo mantener el sistema bajo el cual han crecido y prosperado, sino producir un cambio violento, un vuelco regenerador para que ella pudiera, como el ave que ensaya sus alas, volar a los altos es.p.a.cios, abundantes de aire y luz, libre para derramar alli la graciosa esencia de su ser y ensayar los limites de sus facultades e instintos.

Tenemos que procurar a la mujer nuevos objetivos en la vida, otras ocupaciones elevadas para que pruebe su apt.i.tud y de esta manera todo eso que se senala como defectuoso y deforme en su caracter y educacion se eliminara en un ambiente de libertad y publicidad, donde sin miedo ni piedad se puedan sacar a colacion los defectos y expurgar al individuo de sus vicios. Y por esto quiero y pretendo para la mujer derechos politicos, porque entiendo que uno de sus resultados sera enriquecer, mejorar y favorecer sus apt.i.tudes y aspiraciones para servir a los altos ideales de la vida y de la sociedad. La mujer se ocupara menos de fruslerias y pequeneces, de cortes de vestidos y modas, de chismes y otros topicos comunes, que const.i.tuyen por lo general, el asunto de sus conversaciones y se esmerara en aprender y tratar de las cosas serias que atanen al mejoramiento y bienestar sociales.

La politica no es una ocupacion permanente que pueda absorber el tiempo de una persona que tiene otros negocios regulares que atender. De hecho, con excepcion de los funcionarios politicos y ciertos profesionales, la mayoria de los ciudadanos no emplea en politica mas que el tiempo puramente preciso que le permiten sus ocupaciones ordinarias. El hombre o la mujer que haga depender su suerte o sus medios de vida de la politica tiene que convencerse de que la politica no da para comer pero si para tener hambre.

Es perfectamente compatible la politica con las ocupaciones y tareas domesticas de la mujer, sea ella madre esposa o hija. La mujer educada sabe sus responsabilidades y conoce la manera de dividir su tiempo y anteponer sus obligaciones domesticas a cualesquiera otras fuera del hogar. Y cuando la mujer esta muy atareada en casa, no hara politica; o cuando se ve atada al lecho por los dolores y cuidados de la maternidad no podra hacer politica, aunque quiera. Y, por eso, cuando se dice que la mujer va a descuidar el hogar por la politica o va a desatender el cuidado del esposo y de los hijos por el mero hecho de obtener el sufragio, realmente confieso que, por mi torpeza quiza, no puedo entenderlo.

Insistis en que la mujer, segun el plan divino, es para el hogar y el hombre para la sociedad y en eso consiste la verdadera division del trabajo entre las dos mitades del genero humano. Me quereis decir por que, si eso fuera el plan de Dios, todas las religiones y todas las escuelas de moral coinciden en prescribir el deber al projimo, el amor a los semejantes? Se ha dirigido el Senor solo al hombre y no a la mujer tambien cuando entre temblores de tierra y llamas resplandecientes entrego el mundo las tablas del Decalogo y dijo: "Ama a tu projimo como a ti mismo"? Se refiere al hombre y no a la mujer inclusive aquel precepto universal, contenido de toda moral y de toda religion, que dice: "Haz a tu projimo lo que quieras que hagan contigo"? Estos preceptos me indican que el hombre y la mujer tienen deberes para con los demas, tienen deberes para con sus semejantes y que no deben concentrar su felicidad en el hogar sino tambien, fuera de el, en la sociedad. Me quereis decir si el hogar puede ser feliz entretanto que la sociedad no lo sea, puesto que la sociedad es nada mas que la ampliacion y la suma de todos los hogares, y todas las miserias y males de la sociedad repercuten en el hogar de la misma manera que la felicidad y el bienestar del hogar influyen en el bienestar y felicidad de la sociedad?

Quereis hacer una division imposible, dividir al individuo humano en dos mitades: mitad feliz en el hogar y mitad infeliz en la sociedad, o viceversa. Podeis hacer, si quereis, esa division; pero una de dos: o teneis que barrer por inutiles todos vuestros codigos que dan al hombre el gobierno y administracion de la casa para arreglar otros que entreguen ambos poderes a la mujer; o teneis que admitir a la mujer, si no quereis eso, en la partic.i.p.acion de los negocios publicos para que ella pueda, como en el hogar, ayudar al hombre a formar y cimentar la felicidad de ese otro hogar grande que se llama sociedad.

Se dice que la mujer al presenta.r.s.e en el escenario politico se enajenara al punto el respeto y la admiracion del hombre y, lejos de ganar, perdera las ventajas en que su actual posicion le coloca, fuera de toda lucha directa con el hombre, siendo adorable y adorada en todas partes y reinando suprema en el hogar con la autoridad indiscutible de la madre o de la esposa, envuelta en ese esplendido manto de gracia y majestad de que la ha dotado la Naturaleza, pura e impoluta de las manchas que las luchas e intrigas politicas dejan siempre en la reputacion y en la dignidad humanas.

No creo que haya dejado de expresar deliberadamente en terminos mas poeticos y exactos la posicion de nuestros adversarios, y al decir "de nuestros adversarios" yo incluyo a la innumerable legion de mujeres que t.i.tubean aun en pedir el sufragio por consideraciones que no se si llamarlas egoistas.

Pero, con todo, digo que ese ideal politico de la mujer no puede desaparecer porque ella sea educada en la politica a la manera que se educa en las ciencias y en las artes. La educacion politica, lejos de perjudicar los encantos naturales de la mujer los realzara, a mi juicio, por la misma razon y motivo que la educacion actual de la mujer moderna le ha dado otros encantos que no poseia la mujer antigua. A menos que sostengais que la educacion es en si misma un mal mas que un bien, que desmejora el caracter en vez de mejorarlo, no podeis eludir la deduccion de que ampliando los conocimientos y las experiencias de la mujer, dariais mas vigor, mas energia y mas encanto a la personalidad femenina.

Nada infunde mayor respeto como la educacion; la educacion es lo que eleva el nivel de las personas. Desde el momento en que uno muestra ser educado, al punto obtiene la consideracion y el respeto de los demas. A pesar de los prejuicios de raza, solamente por su educacion el hombre amarillo u oscuro puede conquistar el respeto y a veces la admiracion del hombre blanco.

Cuando ha inspirado la mujer mayor respeto al hombre sino cuando la ha visto instruida y educada a su altura en los colegios y universidades? Antes, cuando la mujer permanecia en estado de ignorancia era acaso mas respetada que ahora? Estoy dispuesto a convenir en que era mas asediada, mas agasajada quizas, pero no por eso mas respetada. Llamais respeto y consideracion a aquellas vanas formulas de etiqueta que hacian doblar el espinazo del hombre a la vista de una mujer y le hacian decir cuatro frases vulgares de c.u.mplimiento, para hinchar la vanidad o marear la cabeza de una mujer credula y fatua? Llamais respeto a ese habito singular de algunos hombres de calificar siempre de divinos los ojos de la mujer que tiene delante, de comparar sus labios a lindos petalos de rosa, sus dientes a sarta de diminutas perlas, su cintura a cimbreante tallo de azucena y otras tantas necedades de ese jaez? Si es esa la forma de respeto y consideracion que perderia la mujer por dedica.r.s.e a la politica, ella debe celebrarlo, porque todas esas formulas insustanciales de galanteria no pasan de ser lo que el cacareo del gallo para sorprender y asaltar repentinamente a la descuidada gallina.

Ni como puede, en verdad, inspirar respeto la debilidad y la ignorancia? De hecho cuando la mujer estaba en aquel estado en que se tasaban sus conocimientos, porque se creia que un poco de culinaria, de bordado y de piano, a mas de saber el catecismo, eran suficientes para el matrimonio, unica carrera que se le permitia, el hombre le dispensaba toda clase de consideraciones y cortesias, pero estas no estaban inspiradas en un verdadero sentimiento de respeto sino mas bien en una especie de caballerosidad, hija de la idea de que la mujer siendo de suyo debil e ignorante, merecia de parte del hombre, aquella proteccion, consideracion y cortesia debidas a la debilidad y a la ignorancia. Es esta acaso la idea que quieren las mujeres que se tenga de si mismas? El respeto es un sentimiento que nace de la idea de igualdad y a menos que la mujer se coloque al nivel del hombre en las cuestiones politicas, no dejaran de oirse estas o semejantes ignominiosas exclamaciones. Pero, mujer, que entiendes de estas cosas! No te metas en asuntos que no te importan.

No necesita preocupa.r.s.e la mujer de que al partic.i.p.ar en el sufragio, y como resultado de el habra de perder necesariamente las consideraciones y cortesias de que se ve rodeada en la actualidad, fuera de toda lucha directa con el hombre y libre de ser atacada por el como una rival a quien hay que anular y destruir por propia conservacion. En primer lugar, es un error el considerar que la intervencion de la mujer en la vida publica dara por resultado la rivalidad de los dos s.e.xos. La atraccion y simpatia entre el hombre y la mujer nace precisamente de la oposicion del s.e.xo: si no hubiera mas que puramente hombres o puramente mujeres, acaso seria posible pensar que se destruirian porque no tendria objeto la vida ni la especie humana se reproduciria. De modo que en el interes de un s.e.xo esta el no destruir al otro s.e.xo. La politica, por otro lado, no es siempre una lucha personal; en su sentido propio y elevado es lucha de ideas y principios, de teorias y procedimientos y suponiendo el caso de que un hombre y una mujer se ponen frente a frente en una lucha politica no estan obligados seguramente a dar un espectaculo de _boxeo_ y de mata.r.s.e a brazo partido, sino solamente a presentar puntos de vista y opiniones que tienen mas o menos fundamento, segun sus propios juicios. No creo que ningun hombre tenga derecho a insultar a una mujer por el hecho de ser su oponente, cuando no lo tiene tratandose de un hombre. Y en el caso de que las pasiones politicas dieran lugar a semejante insulto, no tendria la mujer el mismo derecho para contestar o echar otro insulto? He aqui un caso en que la mujer tendra oportunidad para aprender a ser independiente en sus juicios y en sus acciones, ya que algunos parece que no quieren el sufragio sino a condicion de que la mujer tenga independiente manera de pensar y obrar. No quiero tampoco suponer que muchos hombres no quieren el sufragio de la mujer porque temen que pueden resultar vencidos en una discusion publica y el prestigio del s.e.xo quedaria mal parado.

En segundo lugar, si lo que quiere la mujer es encontrar siempre en el hombre aquella especie de adoracion que se tributa a un idolo, ella puede estar segura de ello con sufragio o sin sufragio. Esa adoracion no nace en el hombre por el hecho de que la mujer tenga menos derechos o este privada de ellos, nace de que la mujer es mujer, arquetipo de gracia y belleza de la creacion y el hombre quemara siempre el incienso de su admiracion ante el ara de esas divinidades. Recordad que se ha dicho siempre que el Cristianismo elevo la condicion de la mujer y la dio mas derechos; y sin embargo los pueblos cristianos son los que rodean a la mujer de mayores consideraciones y respetos.

El sufragio no hara menos hermosos los cabellos largos de la mujer, ni empalidecera la rosa de sus mejillas y de sus labios ni hara menos graciosas las curvas de su talle, por el contrario la imprimira una gracia adicional--la de saber escribir una balota con su pequena letra--y mientras sea asi, el hombre guardara siempre para ella aquel tesoro de amor, de ternura y de adoracion que en todas partes y en todos tiempos y por los siglos de los siglos inspirara la idea de la gracia y de la belleza. Hercules se rendira siempre a Venus por ser Venus, aunque Venus sea sufragista.

La educacion politica dara a la mujer nuevas armas para atraerse el respeto y la admiracion del hombre. La mujer entendera que su obligacion no consiste solamente en dar hijos a la Patria sino en educar y dirigir sus sentimientos, de modo que desde ninos se interesen en las cosas que se puedan hacer para mejorar las condiciones sociales, inspirandoles de este modo el amor o la aficion a servir una causa determinada o un partido determinado en pro del interes publico. La conciencia publica se dilatara, se robustecera conteniendo y reflejando los sentimientos de la mujer, elemento pasivo, hoy por hoy, de nuestra ciudadania, y en horas de crisis, cuando la nacion alguna vez se encuentre en peligro, ella se vera servida y ayudada, no solo por ciudadanos, sino tambien por ciudadanas, que no van a ser improvisadas ni inexpertas en las tareas y deberes colectivos sino acostumbradas a la disciplina de la organizacion y a los llamamientos del servicio publico.

Tiene--que duda cabe?--sus infinitas ventajas para el hombre el dejar a la mujer en la ignorancia, no solo de la politica sino tambien de otras materias. No es mas facil asi al hombre satisfacer sus caprichos y hacer de ella un juguete que puede dejar o utilizar cuando quiera? Ella es obediente, sumisa, resignada; no discute ni razona nunca; calla, obedece, sirve, un mueble hermoso que se diferencia de los demas de la casa en que tiene vida; muneca deliciosa porque habla y tiene un poco de juicio. Yo se que este es el ideal que muchos hombres quieren, por la sencilla y unica razon de que asi les conviene.

Pero no es esa la mujer como debe ser; la mujer que nuestro siglo ha redimido de la ignorancia y de la esclavitud; la mujer que ha recibido de Dios una inteligencia, una voluntad y un corazon para que los cultive y perfeccione al objeto de que ella sea, no la sierva del hombre sino su companera, no la subdita de un rey sino reina al lado del rey, fieles y constantes aliados desde la cuna hasta el sepulcro, en la hora feliz o en la adversa, no solo en las intimidades del santuario domestico, sino tambien en los abiertos y dilatados es.p.a.cios de la vida publica. El hombre y la mujer han sido hechos para unirse, comprenderse y ama.r.s.e, para estar juntos siempre a trabajar, sufrir y luchar por cuanto hay de bueno y de bello en la vida, para afirmar el reinado de la pareja humana sobre el planeta y hacer de el una habitacion digna y feliz, libre de tiranias y sufrimientos y apta para ser vivida por seres pacificos e inteligentes y no por buitres y otras fieras voraces.

Esta es la mision de la mujer y del hombre sobre la tierra tal como la comprendo y la concibo. Hasta que el hombre y la mujer no se encuentren en un perfecto nivel, en un plano completo de igualdad segun sus naturalezas respectivas de modo que pueda haber una comunion intima de pensamientos, afectos e intereses, la vida sera siempre ominosa y miserable para el uno o para la otra, y la Humanidad no triunfara de sus presentes desdichas. La criatura femenina ha salido de la mano de Dios tan perfecta como el hombre y no es justo privarla de ninguna de las satisfacciones y ventajas que al hombre proporcionan las ciencias, las artes y la politica. Si la politica es una n.o.ble ocupacion de la vida, ciencia y arte de hacer la felicidad de los pueblos, justo es que la mujer contribuya con cuanto quiera y con cuanto pueda a lograr esa felicidad.

Que duda cabe que la mujer tiene facultades, sentimientos, puntos de vista y metodos propios para hacer las cosas, diferentes del hombre? Cuantas veces se ha visto que cuando un hombre no se ha atrevido a hacer una cosa se ha dejado obrar a la mujer para conseguirla! Ella tiene su propia personalidad y debe da.r.s.ela, como al hombre, la libertad necesaria para que pueda desarrollarla, tener voz decisiva en sus intereses y destinos, tomar por su cuenta los riesgos de la vida, hacer sus propias aventuras, experimentos y descubrimientos en vez de que el hombre la fije invariablemente la pauta de conducta y le imponga el molde en que debe trabajar.

La politica ha dejado de ser lo que debia, se ha hecho demasiado masculina, se ha vuelto brutal, egoista, personalisima, porque le ha faltado la bondad, la abnegacion, el altruismo y el espiritu de sacrificio, que son cualidades caracteristicas del ser femenino. Por que no sacar ventajas de las energias de la mujer, de sus impulsos y modos de ver las cosas para mejorar nuestras practicas y nuestros procedimientos en la vida publica? Quien sabe si la politica se sanea y se purifica un poco con la presencia y la intervencion de la mujer, de la misma manera que la presencia de esta en una reunion cohibe en cierto modo la licencia de las palabras y de la accion de los hombres!

El monopolio ejercido por el hombre sobre las funciones publicas, ha sido, como otras tantas inst.i.tuciones ahora desaparecidas, basado en la fuerza y violencia y con el fin de perpetuarlo se parapeta detras de la muralla de prejuicios levantada a costa del tiempo y del orden de cosas establecido, lanzando de alli los dardos de la satira y del ridiculo contra aquellos que demandan la cesacion de ese estado de violencia. Asi, ridiculo es la mas fuerte arma que ahora se esgrime contra la mujer que pretende reclamar justicia y obtener la reivindicacion de los derechos de su s.e.xo, alguno de los cuales, como el gobierno de los pueblos, no ha sido negado ni aun en muchas de las sociedades primitivas.

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